La miel que se produce en la península de Yucatán tiene un gran prestigio nacional e internacional por la calidad de su sabor, su aroma y las distintas coloraciones que la hacen única. Sin embargo, los apicultores de la península enfrentan enormes desafíos para mantener viva su actividad productiva, ya que los procesos de deforestación, el cambio climático, el avance de la agroindustria y la competencia desleal en el mercado están asfixiando a los productores en esta región de México.
En el ejido Candelaria, en el municipio de José María Morelos, Quintana Roo, dos colectivos de juventudes realizan estampan láminas de cera de abeja y reproducen abejas reinas de gran calidad para apoyar a los apicultores de la comunidad y de comunidades vecinas.
Tanto las láminas de cera estampada, que se colocan en los bastidores de los cajones de los apiarios, como la inserción de abejas reinas para incrementar el número de colmenas son fundamentales para mejorar la producción de miel y por ende los ingresos para las familias de los apicultores.
Erika Anahí Fonseca, integrante del colectivo Corazón de Miel, que se dedica al estampado de láminas de cera cien por ciento natural, explica que las láminas que produce junto con sus compañeras del colectivo son de buena calidad y les han dado buenos resultados a los apicultores de Candelaria. “Nos han comentado que les sirven porque se adaptan muy bien sus abejas a ellas, les facilita la producción de miel y no se derriten como las láminas que venden en las tiendas porque a esas les ponen parafina y otros químicos”.
Este emprendimiento del estampado de cera lo integran cuatro mujeres y un hombre, todos de Candelaria, que vieron una oportunidad para generar ingresos al tiempo de apoyar a los productores apícolas de su comunidad, varios de ellos son sus propios familiares.
Cuando estampamos las láminas, comparte Diana Fonseca, también integrante de Corazón de Miel, “Los apicultores ya no tienen que ir a comprarlas hasta la cabecera municipal, con eso se ahorran mucho tiempo y dinero, ya las pueden comprar con nosotras aquí en la comunidad”.
Añade que, además de las láminas de cera, también comenzaron a vender equipo para apicultores como trajes de protección y ahumadores, y en el futuro planean tener más productos que les ayude a los apicultores a reducir costos y mejorar su producción.
Esta iniciativa del estampado de cera la aprendieron con técnicos que les capacitaron en un proceso formativo impulsado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible. María Paulina Ramírez, integrante de Corazón de Miel, resalta que “fue muy importante el acompañamiento para que pudiéramos echar a andar el proyecto y aunque a veces es difícil y hemos tenido obstáculos, me gusta participar y en el futuro me gustaría que le colectivo crezca.
Uno de los principales retos que enfrenta el colectivo Corazón de Miel es el establecimiento de su taller de estampado en un lugar fijo. “Antes estampábamos en un espacio, pero nos lo pidieron y tuvimos que desocuparlo y luego hemos tenido que trabajar en la casa de una compañera, pero lo ideal es que tengamos nuestro propio espacio”, detalla Diana Fonseca.
Puntualiza que ya cuentan con un terreno que un integrante del colectivo donó. “Ahora estamos juntando para comprar los materiales para la construcción de taller, esperamos que un año ya podamos tenerlo listo para trabajar más a gusto”.
Participar en el Colectivo Corazón de Miel además de permitirles aprender todo el proceso del estampado de la cera, les permite generar ingresos para sus familias y reducir costos en el manejo de sus propios apiarios.
Diana comparte que la apicultura es una actividad productiva muy importante en Candelaria, “nuestros ancestros, bisabuelos, abuelos y abuelas, padres y tíos lo aprendieron y se dedican a esto, de ahí generan dinero para mantener a su familia y con el estampado, pues les ayudamos”.
Para Erika Fonseca participar en el colectivo es una oportunidad de generar ingresos para complementar la economía familiar. “Es una oportunidad para que los jóvenes tengamos un empleo en la comunidad sin tener que irnos lejos a trabajar”. Detalla que “esta es una actividad temporal, en la época de floración, pero se puede trabajar y por eso que remos meter otros productos que nos ayuden a tener ingreso en otras épocas del año”.
Las reinas de la Celda Real
Otro elemento fundamental para que un apiario sea productivo es contar con abejas reinas de buena calidad, es decir, “que tenga una gran capacidad reproductiva y que la colmena esté sana y trabaje bien, porque si no cuando no hay tanta floración las colmenas se van o no resisten la presencia de algunos depredadores como las hormigas”, explica Adolfo Vladimir Chavarría, un joven apicultor e integrante del colectivo de jóvenes Celda Real.
Este colectivo también se conformó como resultado del proceso formativo acompañado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible. El colectivo Celda real está integrado por cuatro hombres y una mujer habitantes de Candelaria que identificaron que no había lugares en la comunidad para adquirir abejas reinas y que en la cabecera municipal de José María Morelos sallen más costosas y toma tiempo ir a buscarlas. Además, no siempre se adaptan a las condiciones de las colmenas de Candelaria.
Vladimir comparte que es muy satisfactorio aprender el proceso de reproducción de abejas reinas, pero es un trabajo arduo y meticuloso. “Nosotros aprendimos con un técnico que vino de Bacalar y a todos nos entusiasmó mucho, porque varios de los integrantes tenemos colmenas y aprender a reproducir abejas reinas nos ayudaría a no gastar en comprarlas y a tener más colmenas de buena calidad”, detalla.
Este colectivo es de mucha ayuda para los apicultores de la comunidad porque muchos de ellos “van al monte o donde sea que vean un enjambre lo bajan y lo llevan a sus apiarios, pero esas colmenas no son buenas, porque no se adaptan y por cualquier cosa se van, ya sea por sequía, por falta de suficiente alimento, por cambios en la temperatura”, refiere Vladimir Chavarría.
En el colectivo los integrantes compartes conocimientos y se apoyan en el proceso de reproducción de las abejas reinas. Cuando tienen algún pedido entra todos aportan abejas para cumplir con la demanda.
El periodo en el que se activa más el colectivo es en la época de floración, porque solo en esta época se pueden introducir nuevas colmenas, necesitan tener comida para poder crecer las colmenas.
Para Vladimir es muy importante la apicultura en Candelaria, porque es una fuente muy importante de ingresos para muchas familias, además ayuda a que los cultivos se polinicen y se den mejores cosechas. Candelaria es un Ejido con una gran actividad agrícola, que es la principal actividad económica y fuente de empleo.
Pero, aunque la agricultura genera ingresos y puestos de trabajo también ha afectado al ambiente y especialmente a la apicultura, ya que el uso indiscriminado de agroquímicos ha causado la muerte masiva de abejas en varias ocasiones. Vladimir recuerda tres casos de muerte de colmenas por pesticidas en años recientes.
Una de esas ocasiones, “cuando empezaba a interesarme por esto de las abejas y tenía mis primeras colmenas, se me murieron por la fumigación de los campos de producción de chile. Lo sufí mucho porque la gente no tiene consciencia de los daños que causa a otros”, lamenta.
Ha pesar de ese duro episodio, no desistió de dedicarse a la apicultura y ahora ya lleva más de dos años formando parte del colectivo Celda Real, de producción de abejas reinas. En un futuro, el objetivo del colectivo es contar con más socios y poder abastecer de abejas reinas de alta calidad a los productores de las comunidades vecinas. Vladimir cree que la apicultura tiene mucho potencial y que es una buena fuente de empleo e ingresos para los jóvenes en sus propias comunidades, pero se necesita que la gente valore nuestro trabajo, que se mejore el precio de la miel, que los agricultores recapaciten sobre el uso de químicos altamente tóxicos y que hagan conciencia de que entre más abejas haya mejor se polinizarán sus cultivos.