Conservar la selva con manejo y aprovechamiento sostenible

El manejo y aprovechamiento forestal es fundamental para miles de familias de las regiones forestales del país, porque además de generar empleo e ingresos, les provee de materias primas, alimentos y medicinas. El bosque o la selva para las familias representa mucho más que madera, tienen vínculos culturales y espirituales con el monte y por eso lo cuidan.

En el estado de Quintana Roo, que cuenta con una gran extensión de selvas y manglares, las comunidades indígenas y campesinas han manejado y conservado estos bienes naturales, durante siglos y actualmente son de las mejor conservadas del país.

Muchos ejidos de Quintana Roo han aprovechado la madera de manera formal y sostenible por varias generaciones. Tienen una amplia tradición forestal, tal es el caso de ejidos como Caobas, 20 de noviembre, Noh Bec y Dziuché, que, si bien no cuenta con un proceso tan desarrollado como el de los otros ejidos, tiene una amplia experiencia en el manejo y aprovechamiento de su selva.

Fernandito Gutiérrez, ejidatario y responsable de las operaciones de aprovechamiento forestal en el ejido Dziuché explica que el aprovechamiento forestal es una de las formas más eficaces de cuidar el monte, porque con todos los trabajos que realizan para la extracción de la madera se le da mantenimiento a la selva.

Por ejemplo, detalla que antes de sacar cualquier tronco primero se desarrolla un estudio técnico en el que se hace un inventario de todos los árboles y especies que hay en el monte. “Sabemos los diámetros y las edades de cada árbol, realizamos podas, aclareos, reforestaciones, abrimos brechas y damos mantenimiento a los caminos”.

Con todas estas actividades se aseguran de que la selva se encuentra en buen estado, vigilan que no haya tala clandestina, ni extracción de fauna y mantienen vigilancia permanente para prevenir y combatir incendios.

Para Fernandito, quien desde muy joven se involucró en las labores del manejo forestal de su ejido primero acompañando a sus padres al monte, luego como promotor forestal y ahora como responsable de los trabajos de aprovechamiento, la selva representa mucho en su vida, “es nuestro hogar, nuestros antepasados la han trabajado y cuidado. De ella trabajaron, sembraron, cosecharon y se alimentaron”.

Comparte que el conocimiento sobre el cuidado del monte se ha pasado de generación en generación. “Nos ha tocado ver estas selvas que ellos cuidaron en su momento y también disfrutar de lo que ellos nos han dejado.

Para Fernandito, como para los demás trabajadores del equipo que se encargan del aprovechamiento forestal en Dziuché, trabajar en el monte es duro pero muy satisfactorio. Trabajan a su ritmo, rodeados de naturaleza y aire fresco. Fernandito detalla enfatiza que prefiere “siempre estar en campo que estar sentado en un escritorio. Disfruto la naturaleza. Tengo contacto con las aves, con los animales y con los árboles. Respiro el mejor oxígeno que puede haber y siento que aquí en el monte no se vive el estrés”.

Detalla que “todo lo que nosotros hacemos aquí se disfruta. Ver árboles de mayor diámetro, muchas especies de flora y fauna, algunas que incluso no conocíamos. Escuchamos hasta el rugir del tigre. Vemos la huella del tigre en el pasto por donde veces caminamos”.

Para el ejido es muy importante conservar su monte y su laguna. Saben perfectamente que son hábitat de un gran número de especies de flora y fauna, algunas endémicas de la región.

No solo se benefician del manejo y aprovechamiento forestal los ejidatarios y pobladores de Dziuché, su trabajo contribuye a que la selva se mantenga saludable y provea mejores servicios ambientales, como captura de más carbono, regulación de la temperatura, retención de humedad y captación de agua de calidad que recargan los acuíferos y esto beneficia a toda la población.

Aprovechar el monte, un reto mayúsculo

Para Fernandito es importante que el ejido tenga más de 10 años aprovechando su monte de forma ordenada, con una autorización vigente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, porque da certeza sobre la conservación que realizan y de los volúmenes de madera que pueden aprovechar.

Obtener una autorización de aprovechamiento forestal es muy complicado, implica dar cumplimiento a múltiples trámites administrativos, que requieren de mucho tiempo y recursos económicos para acudir a las oficinas de la dependencia a dar seguimiento al trámite. Además, hay que realizar los estudios técnicos en campo y luego realizar todas las actividades de marqueo, extracción y reforestación.

No todos los ejidos y comunidades logran obtener una autorización de aprovechamiento forestal, y muchas otras que lo logran no pueden mantenerla vigente por varios años por todo el trabajo que implica y porque las propias autoridades suelen ser muy quisquillosas con las comunidades, en cambio con los verdaderos responsables de la deforestación como agroindustriales, ganaderos y autoridades de gobierno son omisos.

El propio ejido Dziuché ha padecido el hostigamiento de dependencias de gobierno como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que en una inspección en su territorio en 2023 los sancionó por, presuntamente, haber aprovechado un área de selva que no correspondía con su plan de manejo. Fernandito explica que se trató de un área de 40 metros en donde un ejidatario había instalado un apiario, solo había limpiado un área para poner sus colmenas y eso lo detectaron en imágenes satelitales y nos impusieron una suspensión de actividades de aprovechamiento forestal y una multa de 130 mil pesos.

El ejido tuvo que movilizarse para apelar este resolutivo y aunque lograron que se les condonara la sanción, el ejido tuvo que parar toda su actividad forestal durante un año. “Todo ese año no pudimos trabajar, no hubo empleos para las personas del aprovechamiento, no hubo ingresos por la venta de la madera, fue un año duro”, lamenta Fernandito.

Si bien el ejido, no ha logrado un desarrollo completo de su proceso de majeo y aprovechamiento forestal, como otros ejidos que son referentes nacionales como Noh Bec o Caobas, que cuentas con aserraderos y hasta industrias de fabricación de muebles; en Dziuché cuentan con un equipo capacitado para realizar las labores de marqueo, selección y aprovechamiento forestal, cuentan tractor y camiones para sacar la madera y hasta tienen un aserradero que opera de forma intermitente.

Fernandito plantea que uno de los obstáculos que les ha impedido avanzar en el desarrollo de su industria forestal son las dependencias gubernamentales, por un lado, la Semarnat que tarda mucho tiempo en la expedición anual de la documentación forestal, sin la cual no pueden operar; y, por otra parte, las inspecciones como la de Profepa que, injustamente, los sancionó y detuvo su operación por un año.

Sugiere que estas dependencias deberían ser aliado s para que los ejidos y comunidades desarrollen sus procesos productivos y de conservación de los bosques y selvas y no entes que obstaculicen sus iniciativas productivas.

Fernandito confía en que toda la experiencia adquirida en el monte, junto con el interés y ganas de los jóvenes de participar en el cuidado de la selva, les permitirán avanzar en su iniciativa de manejo y aprovechamiento forestal, generar más empleos permanentes, mejorar los ingresos de las familias y mantener su monte vivo y sano.